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Competencias esenciales de liderazgo de la ENAP de Brasil

 En estas semanas, en la ADPP estamos inmersos, en el inicio de lo que queremos sea un debate sobre la actualización de las Habilidades Esenciales de Alta Dirección (HEADs) que algunos trabajamos hace unos años en el marco del proyecto de Certificación de Competencias Directivas y que venimos utilizando desde hace algún tiempo para nuestras actividades internas – formación, etc.– y que queremos, renovadas, aportar a otros proyectos que tenemos en cartera. Rodrigo Martín, Sonia Cruz, Isabel Bermúdez y Borja Colón son algunos de los miembros de la ADPP de los más involucrados en esos proyectos.

Y como hace unos días entrevisté a Weber Sutti, un alto directivo de una importante fundación brasileña para hablar de altos directivos públicos de aquel enorme país americano – entrevista que se publicará en breve, si todo va bien, en el Especial Directivos de Wolters Kluwer -, he buceado un poco en el trabajo de la Escola Nacional de Administração Pública (ENAP) para acercarme a su trabajo en este terreno.

La ENAP de Brasil[1] alineada con la Política Nacional de Desenvolvimento de Pessoas (PNDP) da Administração Pública Federal, se plantea un esquema de 9 competencias[2] de sus altos líderes, organizadas en tres ejes relacionados con la visión estratégica, la orientación a resultados y las de carácter personal, relacional y organizacional, relacionado con el establecimiento de interacciones y sinergias dentro de la organización y la sociedad.

Antes de llegar ahí, me parece de interés traer su definición de Competencia: Habilidad para articular y movilizar condiciones, intelectual y emocional, en términos de conocimientos, habilidades, actitudes y prácticas necesarias para la realización de una determinada función o   actividad, de manera eficiente, eficaz y creativa. Traduce la capacidad productiva de un individuo, medida en términos de desempeño real, demostrado en un contexto dado de trabajo, resultado no solo de la instrucción, sino también de la experiencia en situaciones concretas del ejercicio ocupacional. Y su mención a las diferentes variaciones encontradas, según los enfoques:  competencias esenciales, distintivas, profesionales, individuales y colectivas.

Desde su perspectiva, las tres dimensiones que inducen la competencia son:

La del saberconocimiento - como conjunto de información estructurada y almacenada por una persona, que tienen relevancia e impacto en el medio ambiente y en su comportamiento.

La del saber hacerhabilidades - como la capacidad de hacer un uso productivo del conocimiento. Saber hacer algo o utilizar los medios adecuados para lograr propósitos específicos.

La del deseo de haceractitudes - como la predisposición del individuo hacia la acción, a los objetivos o situaciones a las que te enfrenta. Se refiere a la pertinencia de la acción, a la ética del comportamiento, a los valores, aspectos de convivencia, iniciativa y creatividad.

Y las 9 competencias a que me refería son – en cuanto a Estrategia - Visión de futuro, Innovación y cambio y Comunicación estratégica, - en cuanto a Orientación a Resultados - Generación de valor para el usuario, Gestión a resultados y Gestión de crisis – y en cuanto a las de Personas - Autoconocimiento y desarrollo personal, Compromiso de personas y equipos y Coordinación y colaboración en red.

Muy vinculadas están las 7 competencias transversales de los servidores públicos, del PNDP:

Resolución de problemas basándose en datos, como capacidad para idear soluciones innovadoras y eficaces con el uso de datos (numéricos y no numéricos) y evidencias que aumentan la precisión y viabilidad de soluciones.

Concentrarse en resultados para los ciudadanos, como la habilidad para superar el rendimiento estándar y presentar soluciones alineadas al logro de metas y de objetivos estratégicos para asegurar satisfacer las necesidades de usuarios y ciudadanos.

Mentalidad digital, como capacidad para integrar tecnologías digitales con modelos de gestión, procesos, toma de decisiones y generación productos y servicios; y los medios internos, y las y relaciones con los usuarios.

Comunicación, como habilidad para escuchar, preguntar y expresar conceptos e ideas en momentos apropiados y efectivamente, asegurando una dinámica productiva de interacciones internas y externas.

Trabajo en equipo, como habilidad para colaborar y cooperar en actividades desarrolladas colectivamente para lograr metas compartidas y entender las repercusiones de las acciones para el éxito o logro de objetivos establecido por el grupo.

Orientación por valores éticos, como capacidad para actuar en consecuencia con principios y valores morales que guían el ejercicio de servicio civil como responsabilidad, integridad, rectitud, transparencia y equidad en la gestión de lo público.

Visión sistémica, como capacidad para identificar los principales hitos institucionales y tendencias sociales, políticas y económicas en los escenarios local, regional, nacional e internacional, que pueden impactar en los procesos, toma de decisiones y la gestión de programas y proyectos dentro del alcance del sector público.

Un buen caudal de ideas para nuestros próximos trabajos. 

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